miércoles, 23 de enero de 2008

Frío

Caminando por callejuelas estrechas y solitarias lo encontré. Tan asustado como yo, fijó sus ojos verdes en mí y se acercó. Sin mediar una palabra proseguimos nuestro camino. Sus pasos acompasaban los míos, su esbelta figura mantenía una cierta distancia con la mía, siempre la misma, milimétricamente calculada.
Cuando una de las calles que rondabamos se dividió en dos, ambos nos detuvimos en seco. Yo no iba a emitir sonido alguno, y no esperaba menos de mi acompañante. Decidí cerrar los ojos y tomar mi elección.
No recuerdo qué camino escogí. El de la derecha. La izquierda. Qué más daba.
Cuando abrí los ojos, él ya no estaba.
Y, sin mirar atrás, seguí adelante. Esta vez, ninguna sombra fría y silenciosa me acompañaba.

2 comentarios:

N dijo...

wolas¡
me gusta tu entrada:) muestra una senasacion como de duda pero a la vez de decision por kerer saber el camino que debes tomar, pero tb la soledad o las consecuencias que puede llevar a tomar ese camino a veces en la vida se toman decisiones duras ue no nos gustan pero sabemos que es lo mejor ^^
besines

Alex de Leyenda dijo...

Da igual el camino que elijas, siempre te dejarás cosas en el mismo. No se puede abarcar todo...y el que mucho abarca...