martes, 23 de febrero de 2010

Mi pequeño caos

Mi habitación es un pequeño caos que me agobia un poco. La cama donde no duermo está siempre llena de cosas. Ahora mismo veo sobre ella: ropa, una bolsa con el uniforme del hospital (sucio), el disfraz del carnaval de este sábado, dos peluches, un montón de folios (apuntes del año pasado), una carpeta, mi bolso, un trapo de limpiar...

En la "mesita de noche" que está junto la cama en la que duermo hay: horquillas, gomas del pelo, tapones para los oídos, un espray nasal, el cable del móvil, una crema para la tensión muscular, el despertador, un par de cajitas donde guardo cosas, una foto, mangas, etc. La cama está sin hacer.

Por el suelo hay una bolsa con libros de rayos, otra con papeles y libros para tirar (que como no le salgan patas y baje ella solita no sé cuando la tiraré), cuatro bolsas más detrás de la puerta que ya ni me acuerdo qué tienen (¡ah sí! una tiene ropa que tengo que llevar a Barinas si voy algún día, y otra hojas DINA3 para carboncillo)...

Más arriba, también detrás de la puerta, hay dos percheros con bolsos, bufandas, pijamas (incluso de verano), dos bolsas más (joder con las bolsas xD), etc.

Mi escritorio... da vergüenza hablar de él... Una caja de una bombilla (con la bombilla dentro), otra bombilla fuera de la caja, otro trapo de limpiar, el limpia-superficies, todo el contenido de mi estuche esparcido, el estuche vacío, una carta de la consejería de sanidad, un libro, varios lapiceros, el mando del aire acondicionado, una cajita de madera con varios papeles que no sé si me servirán de algo, y una vértebra humana encima, el estuche de las gafas, mi carné del instituto, un trozo de lazo negro, pañuelos, una foto de mi perra Reina, el ordenador con sus componentes, etc.

En la lejas que tengo sobre mí, muuuchos libros, folios, apuntes, un atril con más folios, dos fotos (una mía y otra de mi madre y yo), etc.

Y, en fin, el resto de la habitación, en general, es un lío de objetos. ¡Anda! Acabo de ver por el suelo una bailarina lila y una bota marrón (sí, sólo uno de cada par).

Y si hablo del interior del armario me puedo tirar un buen rato.

¡Dios mío! ¿Cómo escapo de este desastre? ¡Que alguien me enderece! ¡¡Que llegue la madurez y la responsabilidad a mí de una vez!!

(Menos mal que sucia la habitación no está xD)

domingo, 14 de febrero de 2010

San Valentín


Simplemente me gusta la imagen, y como es San Valentin, ese día tan comercial, tan estúpido y tan ñoño, la pongo.

Un beso para ti :*

miércoles, 10 de febrero de 2010

Compañía

En cuanto entramos al bar encontramos un sitio donde quedarnos. Mi novio me da un beso en la mejilla y se dirige a la barra a por una jarra de cerveza. Es tan dulce...

Mientras espero, echo un vistazo al lugar y noto que la gente me mira. No me extraña. Soy una chica atractiva y hoy estoy especialmente guapa. El pelo lacio me tapa los hombros y llega a la altura de mi pecho. Mis ojos negros son grandes y penetrantes. Soy delgadita, de buen cuerpo.
Una chica me mira de reojo y, en cuanto nuestras miradas se cruzan, disimula. En una esquina, sentados en un sofá, tres chavales cuchichean sobre mí.

Mi novio llega con la bebida y la coloca a mi lado, sobre una pequeña barra. Él se queda de pie y yo sentada. "A la próxima voy yo a por la jarra, cariño", le digo. Me sonríe y me besa.

Charlamos sobre trivialidades mientras bebemos. Va a empezar un concierto de un grupo aficionado y nos volvemos hacia el escenario. Me apetece bailar, pero estoy más cómoda sentada.

"Luego", pienso.

Una pareja entra y, automáticamente, se fijan en mí. Sólo son un par de segundos, pero me doy cuenta. Hoy me siento distinta, más bonita, sí. Pero no me miran por eso.
Las chicas no sienten envidia cuando vuelven la cabeza hacia mí.
Los chicos no me desean.
Es lástima lo que reflejan sus ojos.

¿Y qué más da que esté sentada? ¿Qué mas da que no pueda bailar? Lo estoy pasando bien igual.
Son mis piernas las que no quieren moverse, no yo. Son independientes de mí. Yo puedo hacer lo que quiera. La jarra de cerveza está a unos centímetros de mí. Alargo el brazo y la cojo. "¿Lo véis?".

Mi chico me ha dicho algo que no he escuchado. Le presto atención. Cada día me hace el mejor regalo del mundo. Normalidad. Me trata con normalidad. Y está siempre conmigo.
Un grupo pasa sorteándome. Nadie me empuja ni me pide que me aparte. Es una ventaja.

Esta vez soy yo la que se fija en algo. En un pequeño reservado con dos sofás, varias personas charlan. Veo algunas caras cansadas y cuerpos recostados. Hay jarras vacías sobre una mesa.
Pero eso no me importa. Es él. Un chico. Me está mirando. No es extraño, muchos lo hacen.
Pero es diferente. Me doy cuenta en cuando lo veo. Y es que no me está mirando a mí.

Nos está mirando a NOSOTROS.

Mi novio y yo. Nos mira a los dos. Creo que es la única persona en todo el bar que no me observa con lástima. Al menos, no es ése el primer sentimiento que ha cruzado su alma.

TERNURA. Siente ternura.
¿Por qué? Lo sé perfectamente. Por el hombre que se encuentra a mi lado. Porque me quiere y me apoya, y no le importa que no pueda levantarme.

Y eso me colma. Es lo que todos deberían ver. Tengo algo de lo que muchos carecen: a alguien que me quiere de verdad. Tengo a mi chico, en lo bueno y en lo malo.
No puedo bailar. No puedo correr. No puedo ir a la barra a por cerveza porque está muy alta para mí.
Pero puedo besar y hablar, y mirar, y decirle que lo quiero, y sonreirle.

Se termina la cerveza y mi novio vuelve con otra. Noto calientes mis mejillas. Asoma el resquicio de la borrachera. "A la próxima voy yo, cariño", le digo. Me sonríe y me besa.
Giro la cabeza hacia el reservado y miro al chico de antes. Está hablando con una chica.

Y sé de qué están hablando.