sábado, 16 de junio de 2007

Libertad libertad... vivir en libertad.

Por fin libre. Por fin libre sin quéhaceres obligados. Por fin libertad absoluta. Por fin desato la cuerda que me ataba. Por fin avanzo un paso. Por fin soy libre de moverme por mi habitación de 2 metros cuadrados.

"Por fin libre". Eso es una tontería. La libertad se siente junto a la calma, el sosiego, la tranquilidad, la seguridad, la fuerza y la alegría. Qué mas da el resto.

Dentro del cuarto, tengo distintas perspectivas: en el metro cuadrado de la derecha hay una losa algo resquebrajada, pero parece más limpio. El metro cuadrado de la izquierda está liso y los pies se deslizan fácilmente sobre él. Pero está sucio. No importa, ahora tengo la libertad de elegir en qué metro quiero estar, y todo el tiempo del mundo para decidirlo y pensarlo a fondo. Sí, hasta que se haga de noche. Entonces no podré elegir porque no habrá luz. (Qué pasa, en mi cuarto hay un ventanuco, ¿qué pensábais, que era una especie de cárcel? nada de eso)

Soy libre hasta el anochecer... soy libre para elegir una cosa u otra. Un metro u otro.

¿Y el tercero?

Soy libre en [metro 1, metro 2], pero no soy libre en (- infinito, metro 1) U (metro 2, + infinito)

Es mentira, pero yo me lo creo.

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